No hubo angelitos para Rolando, no hubo luz al final del camino, solo ese traje de carne que llevaba desde que nació.
Vaya a saber que planilla no llenó, en ese cielo de cosas que uno nunca sabe, que a Rolando le toco un andar de muerte después de muerto.
Rolando disertaba, ante gran concurrencia, sobre como transcurrir sin esa certeza, como no correr a toda velocidad a la única meta de las cosas.
A los 65 y después de muerto el único problema que empezó a tener Rolando fue pudrirse de cuerpo y de la gente. Y andar y andar, prófugo de lo que nadie escapa.
4 monstruos de visita:
ey luis cronopio me hizo vivi este texto ........quelindo que escribe ultimamente ch !!!!!!!
che te quedo bueno al final lo del tomuer. besos
No te los pierdas.
bueno ya basta !!!! renova por aca dale che renovaaa!!!!!
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