Los monstros aman el invierno, me contaron.
Cuando le desapareció el ombligo a Cardeñosa no paso nada.
Cuando se le esfumó un dedo tampoco.
Cuando se desvaneció una oreja no hubo inconveniente en absoluto.
No paso nada ni siquiera cuando le desaparecieron los pies.
Cuando se le borro la nariz a Cardedeñosa entro a la oficina y el primero le dijo.
-Cardeñosa, ¿te hiciste algo? ¿te cortaste el pelo?
pase y vea.
que yo soy el mas monstruo.
http://www.cronopiandoenblog.blogspot.com/
en mudanza.
sean felices.
María tiene ojos de cielo.
Con esos ojos mira a los terrestres.
Como desde el cielo.
Como si te viera con rallitos x.
Sin piel ni carnaza.
Directo al corazón.
María escribe con tres falanges.
Que en ves de escribir dibujan.
Tantos colores, olores y sabores.
Golpeándote en el pecho detrás de cada palabra.
María de los ojos de cielo.
María de las palabras.
María de los dibujos.
María de los golpes.
María de los regalos.
María de los vinilos de Cortázar.
Mi María de los etcéteras.
María…
Lindo monstruo.
Gracias María mil gracias por el regalo.
Sea feliz.
Mil gracias a todos por ayudarme con la anemia.
Estoy muy contento y con mas ganas de escribir.
Muchas mas gracias al SrYo que me dio la mano y yo le agarre el codo para cambiarle la cara al blog.
Graciasgracias a todos.
Sean muy felices.
P/D: hubo unos problemas con la decisión del jurado por la bolsa de billiken. Mañana mas información.
1
Esta es la historia de una familia muy particular, que reacciona ante los hechos de manera muy distinta a la esperada.
Ella se ablanda fácilmente, como un fideo en el agua caliente.
Él, en cambio, en el agua se hunde como un raviol crudo.
2
La navidad pasada trajeron unos sapitos de San Pedro y los arrojaron al estanque.
Vieron crecer ranitas de color verde agua, juncos alargados y silbadores, caracoles de concha marina y mica en cantidades proporcionales. Esperarán a reyes para devolverlos a su hábitat natural.
3
Cuando se despiden, se dicen hasta pronto.
Cuando se reciben, se dicen no supe que te habías ido.
4
Ella le regala torta de zapallo, él le trae libros.
Ella le dice: qué zapallo. Él: devolveme los libros. Ella: los regalos no se devuelven. Entonces él revolea la torta y los libros y se la lleva a pasear en bicicleta por la plaza.
5
Cuando trajeron un niño, le pusieron un nombre especial que sólo ellos conocen.
Después lo inscribieron en el registro civil con un apodo cariñoso.
6
Según el estado, son buenos contribuyentes, aunque nadie los llamó aún para felicitarlos.
7
Éste es su número de la suerte.
8
Cuando se vieron por primera vez en la sala de parto, el niño se abrazó a su mamá y le enseñó a vivir.
9
Una vez intentaron separarse. Cada uno por su lado, dijeron. Y después sobrevino un diluvio que los aisló en un mismo cuarto por ocho días consecutivos. Se conformaron con dormir abrazados, mirarse, contarse anécdotas, inventar sueños. Cuando el diluvio pasó, se extrañaron un poco, pero todo volvió a la normalidad.
10
Ser muchos en la casa es de buen augurio. Entonces se consiguieron un perro que vive en la vereda. Coco, les dijo que se llamaba, y así le quedó.
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Internet es un monstruo
con traje de abuela
le estoy llevando
una canasta llena
de palabras rojas,
nuevas, bien nuevas
y ninguna manzana
para morder.
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En el verano de 39º de calor a las siete de la tarde, era el único momento en que esas manos congeladas servían para algo más que para cauterizar emociones. Era el único momento, dicen, porque si estabas ardido o tenías un calor espantoso, los menos dos grados aliviaban tu cuello, por ejemplo, durante unos quince segundos aproximadamente.
Era el único momento, dicen, porque el resto del año esas manos frías daban cuenta de un cuadro de muerte clínica, tal vez por demasiados fríos razonamientos, tal vez por extremos controles de seguridad.
Las verdaderas razones eran que ésas dos manos habían sido desde el principio así porque su natalicio había sido en junio, por comer demasiados caramelos de eucalipto y porque se mimetizaban con el clima de una de esas islas que se perdieron un año antes de su nacimiento.
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Abelardo se juntó a tomar un café con un extraño. El extraño le dijo grrrrrrrrrrr! Y Abelardo dijo: mozo este chango quiere más azúcar!!!. El extraño -grrrrrrrrr, rrrrrrr. Abelardo le dijo: de nada.
Los monstruos también beben café y son de lo mas agradecidos.
http://noledigaanadie.blogspot.com/
(casi la madre de mis monstruos)
