El monstruo de manos frías

En el verano de 39º de calor a las siete de la tarde, era el único momento en que esas manos congeladas servían para algo más que para cauterizar emociones. Era el único momento, dicen, porque si estabas ardido o tenías un calor espantoso, los menos dos grados aliviaban tu cuello, por ejemplo, durante unos quince segundos aproximadamente.
Era el único momento, dicen, porque el resto del año esas manos frías daban cuenta de un cuadro de muerte clínica, tal vez por demasiados fríos razonamientos, tal vez por extremos controles de seguridad.
Las verdaderas razones eran que ésas dos manos habían sido desde el principio así porque su natalicio había sido en junio, por comer demasiados caramelos de eucalipto y porque se mimetizaban con el clima de una de esas islas que se perdieron un año antes de su nacimiento.


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3 monstruos de visita:

maria a secas 10 de julio de 2007, 9:11  
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maria a secas 10 de julio de 2007, 9:13  

hasta hablando de las manos frias soleada es un rayito de sol entre las cosas, abrazar los troncos de los eucaliptos es casi tan placentero como chuparle las hojas, los meses del invierno la cuna mas lindas de todas,de las islas no sé mas que una sombra....
hermoso!!! hoy córdoba es de primavera, como si la nieve hubiese sido un sueño que soñamos todos al mismo tiempo...

sole (...) 10 de julio de 2007, 11:16  

que lindo, cuando uno no tiene patio, que el vecino te deje pasar...

y sí maría querida se ve que soñamos todos al mismo tiempo un mismo sueño.
muchos besossssssssssssssss